2/ Al contrario que el transporte público, el coche es fácil. Se aparca de la misma forma en todo el planeta, todas las calles y avenidas tienen normas prácticamente idénticas y todas las estaciones para repostar funcionan exactamente igual. La industria del automóvil fue rápida diseñando unos estándares de movilidad robustos en torno al motor, y las ciudades y naciones los copiaron con alegría. Quizá no lo sepas, pero el grueso de las señales no las diseñaron los ayuntamientos, fueron los fabricantes de coches de los 50 del siglo pasado en su afán por expulsar al peatón del entorno público. El lenguaje técnico fue una herramienta brillante para robarle el espacio, porque si el peatón "incumplía" entonces era culpable. Se creó una normativa universal y pruebas de acceso homologaras prácticamente idénticas en todas partes. Puedes cambiar de país o ciudad y no tendrás problemas para leer el grueso de las indicaciones.
Y ahora viene el pero, y es un pero que me gusta.