Amy hubiera querido un disco más jazz y el resultado final no le pareció perfecto, con un toque demasiado comercial.
Como dijo en una entrevista "hubiera querido ir a cada casa a recoger cada copia de 'Frank' y llevármela para devolverla terminada".
Amy hubiera querido un disco más jazz y el resultado final no le pareció perfecto, con un toque demasiado comercial.
Como dijo en una entrevista "hubiera querido ir a cada casa a recoger cada copia de 'Frank' y llevármela para devolverla terminada".
Pero el disco comenzó a sonar y aquella muchacha comenzó a aparecer en los medios.
Y aparecía tal como era: deslenguada, vivaz, sin cortarse sobre otros artistas o sobre que le parecía su disco.
Y eso cayó en gracia.
Al principio.
Después, por desgracia, todo cambiaría.
Intentar explicar la personalidad de Amy Winehouse es importante para entender sus canciones.
El abandono de su padre, una adolescencia llena de tempranas depresiones o sus primeras relaciones sentimentales afloran en las letras de canciones como esta.
Tras su trabajo con Salaam Remi para el primer disco, las expectativas apuntaban altas para Amy.
Pero a ver, tenía 20 años. Y la vida nocturna de Candem la atrapó y aquel trabajo no terminaba de nacer.
Había mucha noche que vivir y muchos conciertos a los que ir.
Demasiado.
Fue en una de esas noches en la que Amy conocería a un personaje mujeriego, nocturno y aficionado a la fiesta: Blake Fielder-Civil.
Él estaba en una relación, Amy en otra, con George Roberts, al que dejaría por Blake.
Se enamoró perdidamente de él. Hasta se tatuó su nombre.
De la relación de Amy y Blake se ha hablado mucho y hay muchas formas de verlo.
No era una buena relación.
O no eran buenos el uno para el otro.
O él directamente no era bueno.
Piensa lo que quieras. Yo tengo clara mi opinión sobre ese personaje. Y buena no es.
Cuando comenzaron a salir él le dijo que dejaría a su novia, pero eso no fue del todo cierto y acabo dejándola a ella.
Aquello le provocó una fuerte crisis nerviosa llena de alcohol y antidepresivos, donde afloraron trastornos alimentarios y autolesivos.
Necesitaba ayuda.
Y sus amigos intentaron ayudarla. Pero el que no ayudó nada es uno que os dije que volvería: su padre.
Mitch Winehouse había vuelto a reaparecer en la vida de Amy y la convenció de que no necesitaba rehabilitación ninguna.
Si algo necesitaba ella, no era a él en su vida.
Y al igual que "Frank" se había nutrido de sus vivencias anteriores, este periodo le hizo volver a escribir nuevas canciones.
Más desgarradas y llenas de honestidad.
De la crudeza del dolor y la verdad del desamor y el abandono.
Así nació "Back to black".
Y ojalá que no.
Lo digo en serio.
Está muy bonito eso de romantizar que un artista tenga que sufrir para generar una gran obra.
Pero es que creo que Amy estaba en un momento tan difícil y el éxito de "Back to black" fue tan descomunal que nadie hubiera podido procesar bien aquello.
Desde aquel "Rehab" que parecía reírse de los intentos de sus amigos por ayudarla, a ese canto lleno de reproches a Blake que le da título al disco, "Back to black" le regaló un inesperado éxito masivo.
Y, en cierta forma, aquello fraguó su perdición.
Casi al mismo tiempo que el disco triunfaba, mira tú, que casualidad, Blake volvió a su vida.
Los problemas con el alcohol se convirtieron en algo menor al lado de otras drogas más duras que llegaron a su vida: heroína primero, crack después.
Amy era más vulnerable que nunca.
Y esa vulnerabilidad fue aprovechada por mucha gente.
Por la prensa, que aireaba las peleas de la pareja haciendo que ella percibiera como enemigos a quienes habían reído su desparpajo solo unos años antes.
O por hombres como Blake o su padre, que se aprovecharon de ella.
En febrero del 2008, Amy estaba nominada a seis categorías de los Grammy, entre ellas mejor canción o mejor álbum.
Irónicamente, no pudo recoger los premios, al negarle el gobierno de los EEUU el visado por sus problemas con las drogas.
Los problemas de Amy se agravaron.
Lo mismo podía hacer un concierto único y espectacular que dar un show patético como el que dio en Lisboa en el Rock in Rio de 2008.
Y en esa situación, intentaron salvarla, y la mandaron a una isla caribeña para desintoxicarla, y, de paso, alejarla de la influencia de Blake.
Allí comenzó una relación con el actor Josh Bowman que precipitaría su ruptura con Blake. Poco después inició otra con el director Reg Traviss.
Parecía que podía recuperarse.
También recibió la visita -interesada- de su padre, que presionó para que volviera a los escenarios.
Ya nunca volvería con Blake, que tanto la había dañado física y económicamente: al fin y al cabo, ella sufragaba el ritmo de vida -o sea, las drogas- que llevaban.
Pero algo se había roto en la confianza de su sello con una Amy irregular e impredecible.
Querían un tercer disco.
Esta presión o la de la prensa no ayudó a que la cantante pudiera resolver sus problemas.
En aquellos tristes y patéticos momentos sobre el escenario que protagonizó, parecía implorar volver a ser una chica normal.
En 2011 tuvo que ser ingresada de nuevo para rehabilitarse.
Las ultimas huellas de Amy Winehouse en el mundo de la música son dos muy distintas. Como dos polos opuestos de lo que es la fama y el exceso. La música como arte y su reverso tenebroso.
En el lado de la luz, su dueto con uno de sus ídolos: Tony Bennet.
En el otro extremo que va de la excelencia al esperpento, su actuación en Belgrado en junio del 2011.
No sé en qué momento su equipo pensó que era buena idea cogerla casi inconsciente de su sofá, montarla en un avión y depositarla en aquel escenario.
Cuando lo vi, sentí pena.
Poco más de un mes después, el 23 de julio de aquel año, Amy Jade Winehouse apareció muerta en su casa de Candem Town, por una intoxicación aguda de alcohol.
Y ahora podemos decir lo típico "se fue una leyenda", "vivió rápido, murió joven", etc...
Pero no es justo. No lo es.
Amy Winehouse era una chica muy joven con un talento increíble, que componía sus propias canciones y a la que la fama y sus propios demonios arrastraron a un infierno.
Con la ayuda de mucha gente que se cebó en su desgracia, que se aprovechó de ella, que se burlaban de ella.
Y no ayuda que se blanquee el papel de un padre que solo volvió a interesarse por su hija cuando sonó el clin-clin de la caja registradora o de un tipo que la arrastró en su desgracia.
O de un manager preocupado más en qué cumpliera sus compromisos antes que en poder curarse.
Amy Winehouse fue la figura más célebre de una revolución a principios de este siglo que volvió a poner el soul y el jazz en las listas de éxitos, tamizado por nuevos aires.
Adele, Duffy (cuya historia es también muy dura, por desgracia) o Florence Welch le deben mucho a Amy.
A finales de 2011, Salaam Remi y Mark Ronsom trabajaron juntos sobre grabaciones antiguas, algunas previas a Frank, y material de lo que iba a ser su tercer disco para editar "Lioness: Hidden Treasures".
En este disco póstumo, destaca este precioso tema:
https://youtu.be/CxYRbzGi8Rg?si=jYqf8z-x0DQHyPqg
Espero que os haya gustado este homenaje a Amy Winehouse en el que he intentado huir de la romantización de lo que fue una desgracia.
Espero haberlo conseguido.
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https://mastodon.social/@LaHistorietaMusical/113211458388127752
La historia de Amy Winehouse es una de las que llenan las paginas de mi nuevo libro, "Los viejos rockeros n̶u̶n̶c̶a̶ mueren", en uno de los dos capítulos dedicados al "club de los 27".
Lo tienes disponible en tu librería habitual o en plataformas digitales.
Las fotos han salido de Wikipedia Commons, Discogs, YouTube, Rolling Stone, The Guardian, Vanitatis y New Musical Express.
Están descritas y acreditadas y cuando corresponde, con su licencia.
https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/es/deed.es
https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/deed.es
Ya sabéis que cada semana tenéis un nuevo hilo de #LaHistorietaMusical.
Pero también escribo en otros sitios, no siempre de música: a veces de libros, propios o ajenos.
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